"Yo os conjuro, nubes, huracanes, granizos,
pedriscos y tormentas,
en el nombre del gran Dios viviente,
de Eloim, Jehován y Mitraton,
a que os disolváis como la sal en el agua
y os retiréis a las selvas inhabitadas
y barrancos incultos
sin causar daño ni estrago ninguno".