¡Oh, buen Jesús!,
Hijo verdadero de Dios y de la Virgen María,
que con Tu Pasión y Muerte
nos has liberado de la esclavitud del demonio,
y, mediante los prodigios de la Cruz,
has glorificado a tu siervo san Benito
otorgándole un poder ilimitado
sobre las potestades infernales.